Chávez es una mentira, no
es una persona. Lo único verdadero en él es su cuerpo físico. El resto,
comenzando por la auto-imagen que de si mismo tiene, es una falsedad. A quien
primero miente es a si mismo, no podría soportar la verdad de quien es verdaderamente
Hugo Chávez, la decencia mínima que Dios instila hasta en el más perverso lo
llevaría a suicidarse.
Entonces se ha construido
una imagen de si mismo con la ayuda interesada del sátrapa de Fidel Castro, quien
aprovechándose de la ignorancia resentida de su marioneta, más la adulación de
la pandilla de saqueadores que lo rodean, lo ha convertido en la mentira
viviente que ha engañado a una mayoría por mucho tiempo.
Entonces no es
meramente que Chávez miente, es que no puede hacer otra cosa porque él es una
mentira, una patética farsa.
Lo grave para él, es que
esa mentira viviente se está haciendo cada vez más obvia. Ya le está llegando el
mismo momento de aquel terrible Rey loco que se creía vestido por las más
exquisitas prendas estando totalmente desnudo. Nadie osaba decírselo por temor
a perder si no la vida, la libertad. Pero llegó un niño a la Corte y con la
temeridad de la inocencia gritó: ¡El Rey está desnudo! Y así terminó esa farsa.
A Chávez le está pasando
lo mismo, con la diferencia que no es un niño el que desnuda su realidad, esta
vez son varios millones de Venezolanos que con la juventud a la cabeza,
representada por nuestro candidato Henrique Capriles Radonski estamos gritando:
“¡Chávez está desnudo!”
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